El término alma o ánima (del latín anima) se refiere a un principio o entidad inmaterial e invisible
que poseerían los seres vivos. La descripción de sus propiedades y
características varía según diferentes tradiciones y perspectivas filosóficas o religiosas.
Etimológicamente la palabra del latín anima
se usaba para designar el principio por el cual los seres animados
estaban dotados de movimiento propio. En ese sentido originario, las plantas, los animales
y los seres humanos estarían dotados de alma. Los avances en la
fisiología y neurología permitieron reconocer que los seres animados
obedecen al mismo tipo de principios físicos que los objetos inanimados,
al mismo tiempo que pueden desarrollar actividades diferentes de estos,
como la nutrición, el crecimiento, y la reproducción.
De acuerdo con la tradición religiosa judeocristiana, el alma (heb. נפש, néfesch; gr. ψυχή, psykhḗ)
es la principal cualidad identificatoria del movimiento en la materia
viviente, haciendo de ella un no-moviente (inerte) a un moviente,
independiente del desplazamiento ajeno. Según los registros bíblicos, en
el Génesis dice:
20 Dios dijo: «Que las aguas se llenen de una multitud de seres
vivientes y que vuelen pájaros sobre la tierra, por el firmamento del
cielo».
21 Dios creó los grandes monstruos marinos, las diversas clases de
seres vivientes que llenan las aguas deslizándose en ellas y todas las
especies de animales con alas. Y Dios vio que esto era bueno. 22
Entonces los bendijo, diciendo: «Sean fecundos y multiplíquense; llenen
las aguas de los mares y que las aves se multipliquen sobre la tierra».
23 Así hubo una tarde y una mañana: este fue el quinto día. 24 Dios
dijo: «Que la tierra produzca toda clase de seres vivientes: ganado,
reptiles y animales salvajes de toda especie». Y así sucedió. 25 Dios
hizo las diversas clases de animales del campo, las diversas clases de
ganado y todos los reptiles de la tierra, cualquiera sea su especie. Y
Dios vio que esto era bueno. 26 Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra
imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del
mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos
los animales que se arrastran por el suelo». 27 Y Dios creó al hombre a
su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. 28 Y los
bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y
sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos
los vivientes que se mueven sobre la tierra».
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